David Villadiego Scott es uno de los civiles más antiguos con que cuenta la Escuela Naval de Cadetes “Almirante Padilla”; el pasado 14 de marzo, cumplió 31 años de servicio en esta Unidad, donde se forman integralmente los Oficiales de la Armada de Colombia, de la Marina Mercante y se capacita a los profesionales del sector marítimo, fluvial y portuario.
Sin embargo, su relación con la institución comenzó mucho más atrás, en 1971, cuando ingresó a la Escuela Naval de Grumetes, en Barranquilla, para convertirse en Suboficial de la Armada de Colombia.
Luego de su ascenso al grado Marinero, tripuló el ARC “Almirante Tono”, en el que navegó hasta su desactivación. Así mismo estuvo trasladado en el ARC “07 de agosto” y más tarde al que se conocía en ese entonces como el Comando de la Fuerza Naval del Atlántico, donde solicitó voluntariamente la baja en 1981.
Aunque la decisión de retirarse fue propia, motivada por temas administrativos, David Villadiego siempre ha mantenido una gran afinidad por la Institución Naval. En el año 1990, el destino puso otra vez a este cartagenero en la Armada de Colombia, luego de realizar el proceso de selección para una vacante como civil en la Escuela Naval de Cadetes.
Inicialmente ejerció labores en el área de patios. Un año más tarde pasó al área de botes, donde se desempeña en la actualidad como carpintero calafate.
“Específicamente aquí con las balleneras, yo soy el carpintero calafate y ayudante del carpintero de ribera. La función del carpintero calafate es mantener la ballenera a flote. Curar las fisuras por donde esté la filtración de agua en una ballenera y botarla nuevamente al agua. Yo aprendí la carpintería calafate empíricamente, con un compañero que ya se pensionó, de nombre Julio Álvarez”, relata Villadiego.
La Escuela Naval de Cadetes cuenta actualmente con una planta de personal conformada por 174 Oficiales y Suboficiales, así como 294 funcionarios civiles que apoyan las labores de mantenimiento, administrativas, de docencia e investigación.
Para el Contralmirante Javier Alfonso Jaimes Pinilla “es muy gratificante poder contar con un talento humano entregado a su oficio y con un alto sentido de pertenencia por la institución. La labor que realiza David es de gran relevancia para mantener a flote las balleneras, únicas en la Armada de Colombia, y garantizar así el entrenamiento de los futuros Oficiales en su primer acercamiento con el mar, a bordo de estas embarcaciones".
La flota está conformada por 12 balleneras a remo y 5 balleneras a vela, que son utilizadas en instruir en el arte de la navegación a los alumnos del Batallón de Cadetes.
Es David Villadiego, junto con el contramaestre y el carpintero de ribera quienes realizan el mantenimiento preventivo y correctivo de estas embarcaciones menores.
De acuerdo con él, “el proceso de mantenimiento de una ballenera comienza con la subida al varadero seco, uno ahí procede a darle su lavada con agua de pluma, se raspa el caracolejo en la obra viva, y ahí entra el carpintero de ribera a realizar el mantenimiento arriba en la obra viva, se revisa si hay filtración de agua, y se procede a echarle una lechada de cemento, luego viene una pintura base, después el anti fouling, de ahí otra vez al agua”.
Este proceso lo adelanta un equipo de trabajo, que ha cimentado su ejercicio en el buen trato y la pasión por su oficio.
“Contar con un compañero como Villadiego, más conocido como el nene, ha sido pieza clave en el proceso de aprendizaje y del manejo del conocimiento de un arte, un oficio como es la carpintería de ribera, y la especialidad que él ejerce que es la de calafate que de la mano hacen el conjunto y se logra el objetivo principal que es el mantenimiento de la flota. Gracias a él he aprendido mucho, por su larga trayectoria en el ámbito de trabajo, además de que es un magnífico compañero de trabajo y una gran persona” cuenta Omar Daniel Guzmán Romero, carpintero de ribera y compañero de Villadiego.
David Villadiego es reconocido por su abnegación y actitud de servicio. Su familia y compañeros resaltan su compañerismo y aunque ya cuenta con el tiempo de servicio requerido para pensionarse, él quiere seguir aportando con el corazón azulado, desde su rol como carpintero calafate, un granito de arena para el cumplimiento de la función de la Escuela Naval de Cadetes.
“A la Armada de Colombia, como a la Escuela Naval, le debo todo lo que soy ahora, todas las enseñanzas que he aprendido, ser persona, ser buen compañero, y mi trabajo que lo aprendí fue aquí. La armada de Colombia para mí lo es todo, mi segundo hogar” afirma.
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